Estos días se comenta si es poco afortunado o una tremenda tontería decir que la economía española es lo más parecido al tal Miguelito, a la sazón símbolo del pabellón de España en la Expo que se celebra en Shanghai.
A mi, que voy perdiendo la capacidad de asustarme por la trascendencia que pueda tener lo ridículo de algunas frases expresadas de forma rimbombante, me produce muchísima curiosidad saber como se llega a la decisión de llevar ese pedazo de muñeco como símbolo de nuestro país.
Lo único que he leído es que su autora lo justifica en que "tanto China como España comparten su gusto por los bebes". Para caerse de espaldas por parte y parte.
El mensaje no lo pillo, ¿qué los españoles somos como niños? ¿qué España es un paraíso infantil? ¿qué de ahora en adelante los bebes españoles tendrán los ojos azules?
En fin, me quedo con el Miguelito de siempre, uno de los amigos de Mafalda, que vive en un mundo apartado de la realidad, hecho por el mismo para si mismo pero sin engañarse ni engañarnos. Donde va a parar.