miércoles, 18 de agosto de 2010

de la risa al llanto sólo hay un paso


Es curioso que el ser humano no pueda estar mucho tiempo manteniendo el mismo estado de ánimo. Mi abuela decía que el que mucho ríe pronto llora y no falla. Supongo que al contrario pasa lo mismo.
De estos días de frecuentar la unidad de cuidados intermedios coronarios, donde ya te advierten que el horario de visitas es de 18 a 19 pero orientativo y que tu tienes que permanecer atento y te avisarán, tengo una anécdota que lo confirma.
Andaban a la espera de aviso dos de mis hermanos y un montón de familiares más de distintos enfermos. A las 18 en punto sale una enfermera y dice: familiares para visitación. Como un resorte se pusieron de pie todos para visitar cada uno al suyo. La enfermera alucinada se apresuró a aclarar: no no sólo los de Visitación García.
En esa antesala se pasa mal pero de vez en cuando, aún en esas situaciones, te ahogan las carcajadas.
Ah, lo de mi padre solucionado con un marcapasos definitivo, es que hay provisionales.

2 comentarios:

  1. Dos d etus hermanos y una de tus hijas, que fue además, la que se percató del asunto, a no ser que esto haya pasado dos veces, lo que sería aún más alucinante.

    ResponderEliminar
  2. hija que injusta es la historia, la anécdota se cuenta prescindiendo de tu persona ¡con lo bien que lo has hecho!

    ResponderEliminar