el tiempo entre costuras

Esta novela la compré para regalarla antes de haberla leído, iba a visitar a una amiga que estaba malita y se le hacían los días larguísimos, busqué algo en una papelería cercana, no tenían muchos libros y elegí: el tiempo entre costuras, después en Navidad se la regalé a mi encantadora suegra, no sé todavía que le ha parecido, sí sé que a mi amiga no acabó de convencerla porque no se la creyó en absoluto.
A mi me ha parecido de esas que no puedes dejar de leer y eso, en determinados momentos de agobio, me parece muy de agradecer.
Para haceros una idea en la página 40 la protagonista ya ha explicado que es hija de una modista soltera que se gana bien la vida, ella misma ha aprendido a coser, se ha enamorado de un hombre formal pero soso, lo ha dejado por uno sinvergüenza pero divertido, ha conocido, llevada por su madre, a su padre de quien no sabía ni siquiera si vivía o no, y lo ha dejado todo para seguir a África al pendón de Rodrigo, el divertido. Y así sigue la cosa hasta más de 600.
Se desarrolla entre los años 30 y 40 en Madrid, Tánger, Tetuan y Lisboa, con una serie de encuentros y desencuentros, quizá lo del mundo es un pañuelo llega a un punto excesivo pero, eso sí, sin perder el ritmo.
Me divierte cuando en el epílogo cuenta un chisme de Serrano Suñer, justifica su salida del gobierno en lo mal que sentó en su familia política que la Marquesa de no sé qué diese a luz a su cuarto hijo, una niña con ojos de gato, siendo este fruto no del amor de su marido sino del afecto del cuñado de Franco. Hace muy poco comentaba yo la historia de la aristócrata que cuando formalizó la relación con su novio, un hijo de Serrano Suñer, dispuestos ya a casarse, fue advertida por su madre de que su novio era en realidad su hermano por circunstancias de la vida. ¿No os pasa a veces que no oís algo hace muchos años y de repente dos veces en muy poco tiempo?