miércoles, 2 de febrero de 2011

Las apariencias engañan


En mi edificio, compartidos con otros seis o siete portales, trabajan dos porteros, cada uno tiene su gracia y en conjunto son espectaculares, estoy convencida de que las funciones que realizan nunca podrán ser sustituidas, ni por asomo, por ese aparato que se llama vídeo portero, ni por el servicio que prestan, ni por la conversaciòn que dan, ni por lo que te ries con ellos y tampoco por lo que, a la chita callando, saben de nosotros.
Mi casa no es fácil de seguir, primero por el trasiego variado de gente que va y viene y segundo porque no tenemos tendencia a dar muchas explicaciones. Los niños se van haciendo grandes, en general se van a estudiar fuera, vuelven en vacaciones y entre entrevista y entrevista o entre trabajo y trabajo, algunos, pocos, se quedan a trabajar aquí un tiempo o siempre. Como se puede apreciar el número de hijos que viven en casa es lo que se dice indeterminado. Todo esto lo ven José Luis y Miguel sin pronunciar palabra.
Cuando alguno viene sin trabajo remunerado se le hacen encargos necesarios a cambio de un módico precio, en cualquier caso hay que echarles una mano y el encargo es útil para el común de la familia.
Hoy Almudena ha sacado a la perra de paseo, se encuentra en casa a la espera de irse de erasmus, José Luis le ha dicho con mucho cariño: ¿Qué, otra fracasada que vuelve a Almería a sacar al perro?
Tiene gracia el tio perspicaz ¿cuando iba a hacer eso un vídeo portero?
En la foto Belén con la rubia, parece que es la única que va a querer pasearla a partir de ahora.

6 comentarios:

  1. Jejejejejeejejej, sin embargo el mismo una vez dijo... Don Luis, es que a tí no te va a salir ningún agricultor. En fin, entiendo que Jose Luis sabe que somos gente con futuro pero a veces sin presente, no vamos a echar la culpa a nadie que eso está ya muy visto pero a ver si empieza ya a bajar el paro de las narices.

    ResponderEliminar
  2. Será mindundi, montarafe o mujo el Jose Luis

    ResponderEliminar
  3. pero que bonita esta la niña.

    ResponderEliminar
  4. El caso es que a mí nunca me llamó fracasada, solo me decía que qué buena vida me había quedado.

    ResponderEliminar