En mi familia descubrimos lo del messenger con motivo del cincuenta aniversario de la boda de mis padres. Hicimos un grupo familiar entre hermanos y así organizamos la fiesta, los regalos y un libro que escribimos a capítulo cada uno. Nos pasábamos borradores, nos criticábamos, nos corregíamos y nos copiábamos.
Con el tiempo ampliamos el grupo a cuñados, sobrinos, amigos, cónyuge de sobrinos y quien nos pareció merecedor de tal honor.Una vez se nos coló un pariente político que aceptó la invitación a una comida y fue bienvenido con error y todo.
Ayer recibimos una convocatoria de Quique para eventos varios debidamente contestada por seis o siete receptores, también se recibió un mensaje pidiendo por favor que le borremos de nuestros correos y nuestro messenger, que no nos conoce de nada, que le llegan cincuenta mensajes nuestros y que siente ser borde pero no tiene ningún interés en nuestras cosas, aclara que hay un error con un guión bajo que en su caso es sencillo y en el caso de nuestra prima doble, ruega su corrección.
¡Con la ilusión que nos hace a nosotros lo de los cincuenta mensajes! Está visto que nunca llueve a gusto de todos.
Yo voy a mandarle un mail a la tal Belén para invitarle a que vea su entrada del blog
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