martes, 26 de octubre de 2010

el ajo


Una vez le oí decir a Alberto Ruiz Gallardón que el secreto para que no te afectaran mucho las criticas era que no te recreases mucho en los halagos, siguiendo esta pauta y a la vista de los amables comentarios de mi entrada anterior, hoy voy a hablar del ajo.
En la diputación hicimos una vez un concurso de fotografía y relatos cortos que se llamaba algo así como de la emigración a la inmigración, fue una experiencia preciosa, las fotos impresionantes y los relatos llenos de anécdotas, desde la que viajó con un jamón en la maleta, la que su más fiel compañera era una máquina de coser, hasta aventuras, ingenio, valor, afán de superación.... tengo que recuperar un libro que se editó y contar más cosas.
Más de una hablaba de que los europeos no querían vivir cerca de los españoles porque sus casas olían a ajo.
Ellos se lo pierden. Truco para eliminar el olor a ajo de las manos y el cuchillo después de pelarlo, nunca lavar frotando los dedos, basta con ponerlos debajo del agua del grifo, también el cuchillo, nunca nunca frotar, automático y rápido.
El otro olor desagradable y duradero es el de la lejía, pero para ese no tengo consejo.

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