lunes, 28 de marzo de 2011

una hora más o menos


Esta mañana me he dormido sin más, y después de todo el día con una torta considerable no me acabo de hacer a la nueva hora, es más me parece una soberana tontería esto de que a las tres sean las dos y salga el sol por Antequera.
O sea, cuando los días empiezan a ser más largos los alargan y cuando empiezan a acortar los acaban de rematar, no se intenta dulcificar nada, se hace más drástico.
El peor de asimilar es este cambio, el de la primavera, ya lo decía mi abuela: mañanitas de abril buenas son de dormir, pues toma, para hacerlo más difícil una horita menos, incomprensible.
Claro que te vas al otro y es más fácil levantarse pero te atiza en el ánimo con esa repentina aceleración de la llegada de la noche que te deja tan espabilada como triste.
Y al final ¿qué? si las horas de sol son las que son, se pongan como se pongan. A mi me tenían que explicar esto un poco mejor que me parece una perdida de tiempo.
Si se puede elegir me quedo con este horario, el de los días largos, pero sin cambios, eliminando eso de ahora te quito una hora y luego en octubre te la devuelvo, lo que se da no se quita.

5 comentarios:

  1. No se supone que se ahorra energía? Si no es así que dejen de hacerlo, porque ciertamente es una jodienda

    ResponderEliminar
  2. Antonio Bragueta Suelta29 de marzo de 2011, 12:33

    Te ha faltado decir que la culpa la tiene Zapatero

    ResponderEliminar
  3. Totalmente de acuerdo,todos los años le doy la misma paliza a mi marido para que me lo explique y me dice, que lo que a mí me pasa es que no lo quiero entender y parezco la bella durmiente! Para colmo de mis males me gusta llevar el reloj con la hora antigua durante unos días.

    ResponderEliminar
  4. Ecuánime y ponderado30 de marzo de 2011, 11:01

    Señor Bragueta:

    Si la autora del blog no ha dicho algo, puede ser que no le haya faltado decir algo, sino que no haya querido decir algo porque algo no viniese a cuento.

    Por ejemplo, yo podría decir, que a usted -señor Bragueta- le ha faltado comentar algo a favor de la sostenibilidad de la medida horaria, o de la sintonía con los 110 km/hora, o de la impecable política antiterrorista del gabinete de ZP, o de los ERE, y sin embargo, a usted no le ha faltado comentar nada: le basta su comentario para mostrar al mundo que los gilipollas también tienen espacio en la blogosfera, lo cual es, por otra parte, la salsa de este bello guiso de la democracia.

    Dicho todo, como es lógico, en el buen sentido de cada una de las palabras, y muy particularmente de una de ellas.

    ResponderEliminar
  5. Pues la verdad es que yo no noto ningún trastorno con el cambio de hora, uno se levanta el domingo cuando le parece y entonces la cambia, todo arreglado. Por otra parte tengo que deciros que el mes que estuve en Perú presumí mucho de nuestro cambio de hora porque me parecía que a ellos les hacía falta como el comer, amanecía a las 5 de la mañana mientras todos dormíamos (y además no trabajan lo de las persianas, claro que a mi tampoco me molestaba mucho) y a las 5 0 6 de la tarde ya era de noche y estaba todo por hacer, pensé que ellos tenían que cambiarla pero un par de horas por lo menos

    ResponderEliminar