jueves, 18 de marzo de 2010

muerte digna




Ayer se aprobaba en el Parlamento Andaluz la ley sobre la muerte digna, como es natural no tengo ninguna intención de frivolizar sobre este tema pero no he podido evitar acordarme de Luis Escobar, magnífico actor ya desaparecido y de Luis Muñiz, mi padre, felizmente vivo desde el 1922 hasta ahora.
A Luis Escobar le oí en un programa de televisión contestar a la pregunta de cómo le gustaría morirse. Explicaba, con estas o parecidas palabras, que no de una larga enfermedad pero tampoco en un ale ale, que qué menos que una semanita en la cama.
Mi padre con ocasión de un percance no muy grave, cuando le sugerí que debía ir a urgencias me contestó, hija los viejos tenemos que procurar no ir a los hospitales que allí pasan muchas cosas.
De la ley me inquieta el tiempo que dedica a explicar que la eutanasia no es lo que todos pensamos por una deformación cultural- medico-social, que en realidad eutanasia significa buena muerte aunque esta ley no regula la eutanasia y así lo deja escrito expresamente.
También me inquieta que todo lo que dice que regula parece que no necesita regulación alguna, porque todo se puede hacer hoy a pesar de no existir todavía la regulación. Solo un ejemplo para explicar mi desconcierto: nadie tiene obligación de poner a un enfermo terminal medios extraordinarios para mantenerlo con vida y estoy segura de que nadie lo hace ¿Pero se están refiriendo a eso o a un medio tan ordinario como alimentarlo? porque si es lo primero, como parece, para ese viaje no hacían falta estas alforjas.
Hablan de evitar la obstinación terapéutica y a mi me inquieta que tengamos que luchar contra la obstinación económica-ahorrativa-presupuestaria.

4 comentarios:

  1. Mi abuelo, el día que cumplió los 85, hace ya algún tiempo, me dijo que si tenía problemas con alguien, él lo asesinaría sin problema, dado que ya no puede ir a la cárcel. Seguro que llevaba tiempo esperando a llegar a esa edad para tener tanto poder. Es grande mi abuelo.

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  2. Os engaña: tiene 227 años, pero lo lleva con discreción para evitar preguntas sobre la Guerra de la Independencia, en la que parece que hizo de todo -y perdió un par de dedos-. Por lo demás, mucha boquilla, pero con las ratas es bastante cobarde.

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  3. Hace poco hablando con él reflexionaba sobre lo rápido que pasaban los días y a continuación dijo: "y el caso es que me da rabia porque a mi ya me quedan pocos..." Eso está por ver!

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